Un erizo como el empleado en el estudio de la superbacteria MRSA.PIA B. HANSEN.
Cada año muere un millón de personas por enfermedades causadas por bacterias que no responden a ningún tratamiento. Es un dato de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eclipsado por la actual pandemia de coronavirus. Las bacterias resistentes a antibióticos son una amenaza mundial que nos lleva de vuelta a principios del siglo XX, cuando entró en la medicina el uso de penicilinas y otros remedios para acabar con una infección.
Se cree que el mal uso de estos medicamentos ha favorecido la aparición de mutaciones de resistencia en ciertos gérmenes que ahora saltan esa barrera. Sin embargo, un grupo internacional de investigadores ha descubierto cómo la aparición de los genes que confieren a la superbacteria Staphylococcus aureus su resistencia a la meticilina ocurrió en la naturaleza hace 200 años, sobre la superficie de un animal que conocemos muy bien, el erizo de tierra.
El trabajo, liderado por la Universidad de Cambridge, el Instituto Wellcome Sanger, el Real Jardín Botánico de Kew (Reino Unido) junto con el Instituto Statens Serum (Dinamarca), se ha publicado este miércoles en la revista Nature y cuenta con la participación de 56 centros internacionales, incluidos dos hospitales españoles: el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y el Servicio de Microbiología del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.
Los investigadores han secuenciado 828 muestras de S. aureus tomadas del área nasal, la piel y los pies de 276 erizos de Reino Unido, Nueva Zelanda y ocho países europeos (Dinamarca, República Checa, Rumanía, Francia, Italia, España, Grecia y Portugal). Así, han visto cómo ciertos linajes de MRSA (siglas en inglés de Staphylococcus aureus resistente a meticilina) habían aparecido en erizos europeos a principios del siglo XIX, antes del uso clínico de los antibióticos.
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